Leonira Meneses nació hace más de 58 años en un pequeño pueblo llamado Naranjal. Como la mayoría de sus conocidos, solo llegó a estudiar hasta tercer año de primaria, para asi dejarlo abruptamente ya que su padre consideraba que era una "pendejada" y que la mujer debia aprender a hacer una buena comida, a barrer, a fregar y criar tantos hijos como cangrejos y camarones produce esta tierra. Leonira, como tal, fue victima simbólica de su pueril cultura, y antes de nacer, fue condenada a una vida sin ningún tipo de superación personal o profesional, y a depender económica y afectivamente de algún hombre de la época.
Leonira no pudo terminar siquiera una adolescencia feliz, ya que a los catorce años fue cedida en matrimonio a un obrero de camaronera, compañero de trabajo y de alcohol de su padre, y se retiró a vivir en una pequeña invasión.
Es facil vaticinar lo que tuvo que soportar los siguientes treinta años de su vida: siete hijos (Uno de ellos que hasta al parecer puso un blog) un marido alcoholico que la golpeaba y abusaba sexualmente de ella, hasta que finalmente un dia aparecio boca abajo en el río Guayas tras una discusión en una noche de copas con un campesino apellido Quirola.
Leonira al verse sin ningún tipo de recurso para mantener a sus hijos, ya que ademas los mayores eran unos vagos que seguían los mismos pasos de su padre en la drogadicción, y no buscaban trabajo, se vio obligada a emigrar a Guayaquil a buscar empleo. El "sueño guayaquileño parecia llenar de esperanzas a Leonira, mujer bastante robusta, de color y tez mulata, con bastante musculo al dedicarse a lavar ropa ajena y limpiar casas para conseguir algo de ingresos para subsistir.
La eliminación de la tercerización y la "revolución ciudadana" parecieron coincidir cronologicamente con la llegada de Leonira y con ello se esfumo su esperanza de conseguir trabajo en alguna camaronera de obrera, ya que ansiaba disfrutar de los "beneficios" del seguro social y un trabajo de empleada doméstica no se lo iba a ofrecer. Las empresas mas explotadoras estaban recortando personal y conseguir trabajo cada día se volvia mas dificil. Lavar ropa ajena y cocinar cada vez era mas complicado ante la gran competencia que tenía de mujeres sin trabajo que hacian el mismo trabajo por unas míseras monedas.
Cuando la situación parecía que no podía empeorar más, cogieron preso a su hijo mayor por haber asesinado a un hombre con un pico de botella en La isla del tesoro. Mientras que otro de sus hijos caía preso por arranchar un celular en la 41.
Si algo a Leonira le daba fuerzas de seguir viviendo, es no dejar desamparados a sus hijos mas pequeños, que dependian completamente de ella. El sueño de darles una buena educación, un ambiente mejor, fue una de las razones que la impulso a abandonar ese pueblo retrógrada. Ella no podía echarse para atrás. Debia conseguir sus propósitos a cualquier costo.
Hubo un remesón de requisición de personal discapacitado. El decreto del vicepresidente, que obligaba a las empresas a contratar personal con un tipo de discapacidad lo evidenció en carne propia Leonira que al ir a rogar por un empleo solo recibia de respuesta que por el momento solo habia vacantes para personas con discapacidad.
La situación era desesperada y la decisión estaba tomada. Una botella de aguardiente se uso para suavizar el machetazo que le robó una de sus articulaciones, pero el inmenso dolor era precio para un sueño. El de sobrevivir en este mundo que le ha negado todo.
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