De aqui no se van a borrar ni en mil años.
Pre-Teoría de la 38 -- artículo 1
La pelota de Bruckman, junto con sus esperanzas, se reventó debajo de la llanta del bus.
Para incentivar la integración con sus compañeros, el papá le había regalado la "Questra" del Mundial del 94. Bruckman la traía todos los días desde hace una semana. El balón era valorado por la mayoría y esto le permitía, siendo ni carismático ni gracioso ni buen jugador, incluirse en los partidos del recreo.
"Bruckman, ven rápido con la pelota," solía decir Reyes.
Cuando se le cayó la mochila donde metía la bola frente a la llanta del bus, Bruckman lloró, pero no por una pelota reventada, sino porque sabía que se le había acabado la teta. Permítanme explicarles:
Pocos se dan cuenta que el Darwinismo Social es tan impactante en la historia de la promoción como un martillazo a la sien. Tal como se comporta un grupo de cerdos recién nacidos luchando por la leche de la cerda madre, se comportaba inconscientemente cada miembro de la 38 durante su ingreso y primeros dos años en el colegio Javier. Cerditos en el mundo animal que no aseguran su ración de leche mueren al poco tiempo de hambre. Aquellos con mayor astucia para mamar y separar a otros de su leche, crecen sanos, fuertes y líderes de los demás. En nuestro caso la leche representa respeto, status y validación dentro de nuestra micro-sociedad 38. Es decir que los más populares de nosotros capitalizaron harta leche de la cerda madre.
La leche fue la suma de relaciones positivas y validación amistosa que encontramos cada uno en nuestra "madre" la 38. Pero, a diferencia de los chanchos que quieren leche, el ser humano es un animal más complicado y cada cual codiciaba leche en diferentes niveles. Por ejemplo, Reyes y Acosta nos arrancaban risas y alimentaban su ego creando personalidades irreverentes; el "team dollar" nos arrancaba su ilusión elitista, porque para ser elitista hay que dejar harta gente afuera (fiestas con lista, etc.); el "team grupo apostólico" nos arrancaba su aire de caudillismo, ya que para estar en el "buen camino" hay que saber que los otros no lo están. El tema es complejo, pero lo que quiero que entiendan es que durante nuestros primeros dos años en el Javier todos éramos cerdos luchando inconsciente y tácticamente por leche marca "aceptación" en busca de definir quiénes éramos y esto conlleva a problemas.
Claro, los cerdos no están solos, viven en una finca supervisados por campesinos expertos, en nuestro caso campesinos jesuitas, pero esta parte del argumento la dejaremos para después, hoy nos concentraremos en un chancho que se quedó sin leche.
Este fenómeno sucede siempre y en cada generación porque así somos criados en Latinoamérica. No es coincidencia que nos pongan una estrellita en el kínder por sobresalir dentro de un grupo que viste uniforme ni que los rojos vengan acompañados de regaños. En las palabras de Skinner, somos la suma de los estímulos positivos y negativos que nosotros mismos nos damos. La paradoja es que nadie quiere sobrar, pero para que esto sea posible alguien tiene que sobrar. Míralo de esta forma: ¿cómo sabrás que no sobras si no sabes quién sí sobra? Esta pregunta camina en el valle de nuestro inconsciente y domina gran parte de las acciones del hombre moderno, pero no es algo que muchos quieran discutir. ¿Recuerdan la propaganda de Tampico del idiota que pide "Una Cola"? Ese mensaje, por sencillo que parezca, desnuda la naturaleza latina de apuntar con el dedo hacia un soquete --sacrificándolo a nombre del "grupo"-- y reírse de él. En cuanto a leche social se refiere, todos somos glotones, peor cuando estábamos en primero y segundo curso, hambrientos por necesidad psicológica de codependencia (juntarse para quitarle la leche a otro). Este asunto ocupa puesto de problema insoluble en la cultura iberoamericana y las madres instintivamente lo han enfrentado sin éxito desde siempre. Por ejemplo:
Los últimos estudios indican que la aceptación va ligada a la inteligencia y por eso es que ahora todas las madres del Ecuador que pueden hacerlo meten a sus hijos a cursos de IQ o de idiomas o le compran rompecabezas de mil piezas o los meten a clases de música porque leyeron algún artículo que decía que esta tiene una relación directa con la capacidad cerebral. Lo gracioso es que décadas atrás las madres metían a sus hijos en deportes porque la creencia entonces era que la experiencia deportiva iba ligada a la aceptación. La verdad es que nadie sabe que hace que un niño sea un chancho bebedor de leche o un Zack Morris y otro un --Jeremy de Pearl Jam-- escupidero de los demás. El misterio permanece intacto. Ahora sí, concluyamos este capítulo introductorio de Pre-Teoría de la 38:
Bruckman fue un chancho limitado. Es decir, no desarrollo características que le permitan beber leche social. Estas características dependen del contexto de cada cultura y en la nuestra --la de un colegio guayaco-- son una mezcla de machismo, fanatismo deportivo, carisma, homofobia, humor sexista, lo que sea que signifique ser "sabido" o "pilas" o "arrecho" o "buena gente", en fin, todas las raíces torcidas en que se centra nuestra latinidad en Guayaquil y que son dignas de un análisis mucho más profundo.
Claro, no todos queremos bebernos todas las tetas al mismo tiempo. Nadie necesita tener una relación aprobativa con los 150 porque el cerebro promedio ni siquiera reconoce el valor de más de 50 personas (por eso es que cuando mueren gringos en Iraq no nos afecta en lo absoluto, no cuentan porque no nos dan leche), pero todos tenemos un límite inferior, una necesidad básica de "leche" afectiva. Ninguno de nosotros a esa edad y tiempo hubiera sobrevivido psicológicamente a la falta de ese estándar mínimo. Somos animales en circunstancias capitalistas y sociales, por eso forjamos subgrupos oportunos y tratamos de monopolizar la leche necesaria. El caso de Bruckman es interesante porque no entró en ningún grupo. Esto sucede cuando se cumplen 2 leyes:
1. Eres el menos adecuado entre un puñado de chanchitos;
2. El grupo (la 38) necesita del sacrificio de los menos adecuados para que el resto se sienta adecuado.
A base de rechazos e insultos, a Bruckman lo matamos psicológicamente --bajo supervisión jesuita-- porque era el menos apto.
Rechazar a Bruckman nos gratificó de igual manera que cuando lucíamos estrellitas en la frente. Diferente época pero misma recompensa egoísta. Piénsenlo: la presencia inadecuada de Bruckman afirma lo atinada que era la nuestra. Tomando el asunto de manera personal, Bruckman me ahorraba muchas preocupaciones pre-adolescentes. Deduje que si a él no le hubiera tocado cumplir el rol de chancho con sentencia de muerte para beneficio de la 38, otro ocuparía su lugar y yo no sé qué tan lejos estaba de ese puesto. Si algo sabía de la masa 38, es que esta hace su ignorante voluntad sin pedirle permiso a nadie. Siempre ha sido así.
Bruckman lloró desconsoladamente ese día por una bola reventada y todo lo aquí expuesto. Nosotros procedimos a reírnos de su desgracia porque a ningún niño duro en ciclo básico temeroso de Dios se le ocurriría llorar por un balón. Secuelas de sus sentimientos de inadecuación se reflejaban en su inhabilidad para hacer un solo deber de matemáticas, asunto que acabó por separarlo del colegio, consecuencia que no fue más que un mecanismo de defensa para alejarse de una cerda madre que no lo quiso --la 38-- y unos hermanos que en lugar de nutrir su existencia lo ridiculizaron para validar la de ellos.
Aquí finaliza el artículo introductorio de una serie dedicada a la promoción. El objetivo de "Pre-Teoría de la 38," una serie dominical, es identificar diferentes facetas, patrones y fenómenos en la promoción. No ofrezco un modelo de cómo funcionamos todos durante el colegio, sino un collage de observaciones casuales que incomodan y pasan inadvertidas. Me parece que la vaca sagrada denominada 38 --junto a muchos de sus más queridos miembros y mini-sociedades-- deben ser examinadas. Estas palabras ofrecen una ruta pre-teórica hacia una comprensión menos fantasiosa de la máquina javeriana que tanto gusto se dio forjando nuestro pasado.
Ahora sí, que viva la 38.
Pre-Teoría de la 38 -- artículo 2
Servigón subió apresurado al avión que lo llevaría a Cancún. Si la memoria no me falla, en un pie porque andaba en muletas. Ni la bota de yeso, ni el flojo rendimiento académico, ni la idea de los compañeros que se quedaban, harían que se pierda la mejor de las fiestas: el viaje de graduación reservado para los graduados que pudieron pagarlo.
Servigón agradece al colegio en el palmaré por "prepararlo para ser mejor." Supongo que esto es verdad si "ser mejor" significa formar parte del evento que no dejó dudas de que la 38 por lo menos se parte en dos: los que se emborracharon en México y los que no.
Claro que la 38 se parte muchísimo más, pero eso lo dejaremos para luego.
Esta primera división es tan obvia que si caigo en coma, pierdo toda la memoria y me despierto 20 años después, lo único que tengo que hacer es leer el palmaré y mi pregunta sería: "¿Por qué unos viajaron y otros no?"
Remontándonos al mundo de la televisión --ente experto en replicar novelas colegiales-- los de RBD o Clase 406 o Salvado por la Campana no serían capaces de dejar gente atrás. Un viaje de graduación es un capítulo de novela famoso, más largo de lo normal y que incluye a todos. Yo no sé si, por ejemplo, Mayorga o Pantza o Moscol se habrán preguntado porque no tuvimos un viaje menos ostentoso pero al alcance de todos en un colegio que se llena la boca de igualdad. Lo único que sé es que nadie dijo nada y esto dice mucho.
Un detalle interesante fue la actitud del Javier y del Comité de Padres de Familia. Por experiencia personal sé que Barriga no estaba de acuerdo con el viaje, sin embargo no podía hacer nada porque este fue organizado fuera de la jurisdicción del Colegio. Un día me sacó de clase y me felicitó porque se enteró que no iría. Especulo que estas congratulaciones --sólo a mí-- se deben a que tengo un apellido extranjero y Barriga debió asumir que yo era inicialmente parte del grupo potentado: un puñado de aniñados de 17 años que con el apoyo de sus padres decidió que sería grandioso ofrecer el paquete "celebremos como gringos" a todos. Obviamente "sólo los que son" podrían ir, pero lavada las manos con el ofrecimiento público a lo Maquiavelo, quedaba presto el viaje de "los graduados".
EL Comité de Padres de Familia que no tuvo vergüenza en suprimirme parte de la foto de Valeria Mazza en mi hoja de palmaré, nunca se pronunció sobre la idea de que un viaje de graduados debería ser para todos los gradudos. ¿Qué es más obsceno, Mazza en bikini o una promoción donde se premia a los burgueses aventureros y se castiga a los proletarios conservadores? Claro, para entrar a clase a pedir cachivaches y hacer su rol filántropo, nunca dudaron. Para inmiscuirse en el viaje exclusivo del cual sus propios hijos serían protagonistas, se callaron el hocico en silenciosa aprobación. Después de todo, son sus hijos y son mejores que los hijos de otros.
Y es que así es, actitudes elitistas o amistades convenientes son cosas que se dan sistémicamente y se transmiten mediante el control piramidal familiar (de padres a hijos). Si tomáramos al Balandra (Cruz del Sur) como referencia, veríamos un panorama mucho más diferenciado. Ese es un colegio donde las "buenas familias" viven aterradas de que un día su hijo/a se enamore del hijo/a del cholo con plata de la bahía o del hijo/a del narco que también paga la infladísima pensión del colegio más caro del Guayas.
El efecto "buena familia" me recuerda mucho a una anécdota que Ceballos borracho me contó sobre parte de su experiencia Jaguar:
"Durante las comidas en la casa de Raad con la señora de la casa, ella solía darnos de comer platillos árabes. Entonces empezaba a preguntarle a cada uno --Pérez, Pagnacco, Bonilla, Pombar, Nader, etc.-- que tal les iba en la universidad. Yo esperaba mi turno y me ponía a pensar que responder. Pérez hablaba de Brookdale y South Carolina, Nader de Boston College, etc. Finalmente me tocó a mí, cuando de repente la señora me saltó cómo si no existiese."
Es la misma actitud, pero volvamos al tema.
Yo conozco bien a Servigón. No es del tipo popular y rara vez mal intencionado. Tiene una amalgama de apodos que no puede sortear y hasta la reputación de ser lento. Sin embargo, nunca le ha faltado el instinto --que comparte con muchos de los que fueron a Cancún-- para saber cuál es su lugar. Permítanme explicarles:
Desde que nosotros entramos al colegio fuimos tanteando quienes pueden ser nuestros cercanos y quiénes no. Las redes sociales no funcionan de manera aleatoria. Es decir que si nosotros volviéramos a entrar al Javier, es muy probable que termináramos siendo parte de los mismos grupos. Factores que influyen en estos asuntos son: económico-sociales, etnia, valores, relación sanguínea, etc., entre los tangibles; y los intangibles son: sensibilidad, manejo del pensamiento crítico, etc. Esto tiene dos efectos:
1. Se nos puede categorizar mediante los factores que definen al grupo(s) al que pertenecemos (ej. Alguien que se mueve exclusivamente entre gente de clase alta es clasista-elitista independientemente de si el sujeto es de clase alta o no --tentativamente Arcentales o Arosemena)
2. La valoración de un grupo es posible mediante la suma de las categorizaciones de sus miembros (ej. Un grupo lleno de gente cuyo "imperativo categórico" fue conocerse en el grupo apostólico, será mucho menos substancial que un grupo de mayor variedad categórica, es decir, que contenga miembros con características opuestas o aparentemente incompatibles --pobres con ricos, religioso con ateos, etc.)
Normalmente el análisis de un grupo humano es un tema complejo, pues las ciencias sociales especulan mucho con métodos cualitativos que no hacen más que adivinar. Lo interesante del caso Cancún es que hace una separación de primer orden --matemático-- grabado en un documento histórico --en cuanto a la 38-- que desmiente cualquier pretensión de llamar a la promoción "unida." Mírenlo de esta forma: grosso modo los que fueron a Cancún sienten que la 38 es la 38 menos los que no fueron.
EL Método
A la última frase que está en cursiva le llamaremos mi hipótesis. Yo creo eso. Ustedes no tienen porque creerme a menos que evalúen la evidencia y lleguen a la misma conclusión. Voy a desarrollar un método cuantitativo aplicado al palmaré para determinar las redes sociales que existieron en la 38 hasta 1998. Mírenlo de esta forma: el palmaré es una herramienta que me va a decir quienes andaban con quienes utilizando las fotos que pegaron de ustedes mismos. Tengo que crear parámetros, pero espero encontrar reveladoras nociones sobre quienes ustedes estiman o estimaban y si éstos les devolvieron el favor. Es un trabajo de codificación y reorganización de datos, pero yo creo que vale la pena. Domingo a domingo evaluaremos más fenómenos en esta Pre-Teoría de la 38. Hay mucho que discutir, es importante, así sea que discuta solo.
Pre-teoría de la 38 --artículo 3
Chiang, el único de mis compañeros capaz de hacerte llorar con hablar de tu madre, se mostraba vulnerable --lamentando sus pecados-- luego de que Jesús le tocó el hombro.
Sentados de espaldas a una pira, nos poníamos de pie por turnos y le pedíamos perdón a Jesús. Quemábamos cartas donde escribimos nuestros adolescentes errores. La mayoría lloraba sus mentiras, los más nerviosos reían al confesar su primer acto sexual. En señal de amor, Jesús nos abrazaba cuando terminábamos de confesarnos. Nos sentábamos en estado catatónico --sobrecogidos de culpa-- mientras el Nazareno vestido de blanco lucía los mismos bigotes de Ned Flanders.
El papel de Cristo lo hacía Calderón --en esa época dirigente-- actual rector del colegio Javier. Yo no sé que habrá pensado cuando nos llevó a una hacienda en Conocoto donde todo era prohibido menos leer la Biblia y jugó el papel del hijo de Dios en un cuarto lleno de jóvenes bombardeados de religión por 6 años consecutivos. Imagino que este rol le debió causar tanto placer como a nosotros culpa católica, ya que murió por nosotros y de pronto estaba allí, disculpándonos hasta los actos de masturbación.
***
El colegio Javier tiene una posición única en Guayaquil, pues contrario a los demás colegios exclusivos posee buena reputación y bajo costo. Tal es su atractivo, que los papás de la ciudad --aparte de los ex alumnos-- suelen registrar a sus hijos para el examen de ingreso inmediatamente después de que estos nacen. Si esperas para preguntarle a tu hijo a sus 11 o 12 años a que colegio quiere ir, el Javier ya no tendrá cupo para ti. El examen sirve de filtro intelectual y la administración del colegio se reúne para aceptar a 150 de los mil aspirantes. Hay tanto deseo de entrar, que la mayoría de los que dan el examen ya se conocieron en alguno de los cursos de preparación para entrar al Javier.
El colegio también ofrece becas, detalle importante que indica que no sólo se da el lujo de seleccionar a los mejores entre los adinerados y la clase media, sino que año a año incluye unos cuantos jóvenes sin dinero pero con talento. El Javier en ese sentido es una gran licuadora social, pues hijos de banqueros comparten el aula con hijos de gente que tiene cuentas en dichos bancos y hasta con hijos de gente que no sabe abrir una cuenta. Este efecto licuadora es muy difícil de encontrar en el resto de la ciudad ya que Guayaquil siempre se ha empecinado en la creación de clubes exclusivos como El Club de la Unión --para la creme de la creme-- donde aún persiste la tradición de las debutantes, asunto que data de la época en que las "mejores familias" arreglaban matrimonios entre ellas; también está el Tenis Club donde proletarios sin necesidad de trabajar juegan tenis de lunes a viernes. (El único otro lugar donde existe este efecto licuadora es en La Isla del Tesoro, un cabaret que reúne hombres de toda clase con las hijas más atractivas de campesinos de otras provincias dispuestas a bailar en un tubo). A la entrada del colegio se ve el escudo y la frase "Al Javier se entra pero nunca se sale", y para mí esto es tan siniestro como veraz.
Tabla ejemplo de otros colegios privados en Guayaquil en relación al Javier:
Colegio________Reputación________Costo________Clase Social
Javier_________Buena____________Bajo________"Efecto licuadora"
Nuevo Mundo____Baja_____________Alto________Alta
La Salle________Buena____________Bajo________Media
Alemán________Buena____________Alto________Alta
Jefferson_______Baja_____________Medio_______Media
En el Javier tienes que ir a Misa una vez por semana (toman lista) y el primer viernes de cada mes. Sumado una materia obligatoria llamada "Moral" que incluye la Biblia más otro libro de interpretación Jesuita como "La Doctrina Social de la Iglesia". El cancionero del Javier incluye cientos de canciones como "Padre Nuestro tu que Estas", la cual es "The Sound of Silence" de Simon y Garfunkel convertida al cristianismo. San Ignacio de Loyola es el santo patrono, un hombre que gustaba de las prostitutas, las apuestas y las peleas militares a comienzos del 1500, quien encontró la religión luego de recibir un cañonazo en la pierna, herida que le dificultó continuar con su pecadora vida (detalle que no te dicen en el Javier).
La siguiente es una lista de 4 maneras que el Javier y sus jesuitas convierten a jóvenes en "javerianos", término que defino como un gran número de personas que comparten altos niveles de neurosis, culpa católica, creencias cristianas, machismo, valores puritanos, orgullos desmedido y estereotipos de antaño (La Virgen María es la mujer ideal, El Padre es el más importante, el Hijo debe servir y amar al Padre, etc.):
1. Cánticos: Ha sido demostrado en teorías de comunicación que la mejor manera de acallar la inteligencia es mediante el uso de cánticos y frases híper repetidas. Más conocidas en el mundo de la ciencia como "técnicas de no-pensar" (thought-stopping), tenemos por ejemplo: "Dale Correa," "Un Solo Toque," "Dios está aquí," ""Heil Hitler," Emelec, Emelec", "Ecuador, Ecuador", mantras, rezar el Rosario etc. Esto funciona porque la parte analítica de nuestro cerebro no puede operar si está en acción la parte repetitiva. Dado un exceso de repetición, la parte analítica asume que "si lo repetimos tanto, debe ser verdad."
2. Control de lo que se lee y observa: El Javier, como toda entidad educativa --y como todo culto--, ejerce control sobre el material al que sus alumnos están expuestos. La intención es aislar puntos de vistas contrarios a su dogma. El más claro ejemplo es que aún se enseña que Cristóbal Colón "descubrió" América señalando el principio de la civilización, cuando para los indígenas América no estaba pérdida y la llegada de Colón fue el fin de la civilización. También se enseña (erradamente) que el Alemán Gutenberg inventó la imprenta, cuando los mayas, aztecas e incas se comunicaban mediante códices mucho antes.
3. Manteniéndote obediente con culpabilidad/vergüenza (El Catolicismo): Muchas personas gustan atacar a la iglesia por las injusticias históricas cometidas en su nombre, pero pocos se adentran al verdadero daño, los efectos que ejerce en la psiquis del hombre latino donde el fanatismo de la edad media a dado paso a la elusiva autoflagelación mental. Por ejemplo: en el Javier, un colegio lleno de adolescentes, es normal que exista un alto índice de confesiones por "actos impuros". Este hecho singular tiene efectos escabrosos en todo aquel que pasa aproximadamente 5 años de su vida (de los 13 a los 17) sintiéndose culpable por sus necesidades biológicas. Año tras año, escondiéndose, un adolescente que adolece, "soy un mal cristiano, he vuelto a pecar". Lo curioso es que estudios demuestran que los sentimientos de culpa no son capaces de modificar el comportamiento humano, al contrario, con cada confesión y cada arrepintiendo dentro de la caja lógica de que "estoy fallando como cristiano/hombre" las probabilidades de fallar aumentan ya que la falta de entendimiento sobre uno mismo causa frustración/estrés analítico y esto se convierte en deseos de escape/decisiones al apuro. Aquí se suman muchísimas circunstancias perpetradas por el dogma que requieren un análisis más profundo; para enumerar algunas: ¿Rezo suficiente? ¿Realmente amo a mis padres, a Dios? ¿Jesús murió por mí? ¿Por qué tanta gente sufre en el mundo y yo estoy bien? ¿Si él es mi prójimo, porqué lo odio? En fin, no vamos a desentrañar todo el cableado insulso.
4. La retórica de "Nosotros contra Ellos": Al Javier se entra pero nunca se sale, tanto así que el javeriano promedio siente un orgullo desmedido por encima de los no javerianos. Es un método de supervivencia, pues si nuestros antepasados no forjaban tribus, morían. La frase célebre de "hombres para los demás," presupone que "los demás" necesitan de nuestra ayuda. Volviendo a la propaganda del soquete que pide "una cola", vemos que el mundo se parte en dos: los que toman Tampico y los idiotas. Así mismo, el javeriano promedio al verse graduado de un lugar donde fue difícil entrar, donde fue parte de ritos pastorales, donde se arrepintió de sus pecados frente al mismo Jesús, y donde se convirtió en un chancho grande y fuerte, no puede evitar sentirse "en la senda correcta" (o más correcta que la de los otros).
***
Este artículo lo inicié con Chiang pidiéndole perdón a un Calderón disfrazado de Jesús en un retiro espiritual obligatorio que no nos dejó ver los primeros partidos de Francia 98. Lo escogí a él porque era un adolescente que amedrentaba a guardias invitándolos a pelear, que con mucha facilidad se desaparecía con la plata de otros con tal maestría que nadie sospechaba nada, que aprendió a tocar la guitarra en minutos, a pasar con buenas notas en segundos, a hacer las bromas más eficaces --tanto que los profesores se reían y siempre tenía buena conducta--, que hacía que sus enamoradas paguen mientras el salía con otras, y como si esto fuera poco, era el 10 de la selección de fútbol. No es una exageración decir que Chiang tenía una perspectiva más amplia del mundo debido a una combinación de experiencias personales y talento, puesto que tenía amigos fuera del colegio y de la calle con tintes astutamente mundanos. Y aún así, con todas sus nociones e instinto más desarrollado, ni Chiang se salvó de la culpa católica, de la tembladera catatónica provocado por un rito jesuita y seis años de represión cristiano/educativa. ¿Qué chance tenían los menos inteligentes y/o los sobreprotegidos? Ninguna.
Al terminar el retiro espiritual, todos prometimos no pecar nunca más. Que el espíritu santo nos había cambiado para bien. Esto no duro mucho y eventualmente todos nos sentimos mal gracias a esa conciencia llena de "esteroides" javerianos. ¿No sería mejor una educación menos represiva (que no trate de salvarnos el alma) y más comprensiva y honesta (aunque nos lleve al infierno porque no condene los "actos impuros")?
Quisiera terminar este tercer artículo con una pequeña sección llamada "cosas que deberíamos decir en clase de Moral". Aquí dos aportaciones y si se animan, inventen las suyas:
1. Jesús debió ser un carpintero mediocre. Piénsenlo, como mesías (su pasatiempo) cambió al mundo completamente y hasta separó a la historia en antes y después de él, y sin embargo, en su profesión de carpintero no dejó huella alguna. En toda la rama de la carpintería, ninguna referencia o método proviene del hijo de Dios. Uno pensaría que teniendo a Dios de tu lado te permitiría revolucionar aunque sea parcialmente tu área de especialidad, aún así, Jesús no hizo nada bueno en su campo.
2. Si el objetivo de cada hombre es llegar al cielo, y la iglesia ha dejado muy en claro que niños asesinados durante abortos van directamente al cielo, ¿Por qué la iglesia está obstinadamente en contra de dichos procedimientos? ¿Acaso la iglesia no quiere que hayan más almas en el cielo? ¿No es una hipocresía de la iglesia condenar a doctores que envían almas no nacidas al cielo cuando el objetivo principal de la iglesia es hacer que todos lleguemos al cielo?
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