miércoles, julio 08, 2009

Un perro torturado, y Habacuc, un subnormal.

Luego de ver semejante noticia, no he podido quedar indiferente. La noticia ya es vieja, por así decirlo, sin embargo, no ha sido sino hasta hoy que navegando por varios blogs me enteré de esta injusticia: artista conceptual deja morir de hambre y de sed a un perro callejero dentro de una galería haciendo de esto mismo una pieza para la exposición de su arte. No importa que el perro al final no haya muerto como se creyó al principio, de cualquier manera el sólo hecho de amarrarlo durante tres horas dentro de la galería y frente a él pegar croquetas en la pared para que no las pueda alcanzar es un maltrato al perro. Sí, esta es la manera en que Habacuc Guillermo Vargas Jiménez, mejor conocido como HABACUC, hace su arte. Digo: “su arte”, porque ni siquiera los exponentes más sobresalientes del Dadaísmo (movimiento antiarte) como Marcel Duchamp (1987-1968) hicieron de su arte o antiarte un pretexto para torturar a un ser vivo. Tampoco hay precedentes de este tipo en movimientos antiarte como el Artcore u otros artísticos como (más relacionado con el Dadá) el Arte Conceptual, el Performance Art y la vanguardia contemporánea, entre ellas la Acción Poética, de esta última extraigo uno de sus principios:

Principio de transgresión:

  • Es transgresora sin buscar el escándalo barato ni la provocación absurda. Es una transgresión desde el hecho cotidiano, es un atreverse a vivir “con los cinco sentidos” y con cierta desmesura, siempre con una cierta curiosidad poética por la vida y por las personas que nos rodean.
  • Sólo hace falta mirar y veremos que estamos rodeados de actos ilógicos, extravagantes, poéticos que hacemos cada día. La acción poética coge estos actos y los transforma en acción consciente, en juego lúdico, en espejo de feria que deforma la realidad: da risa, asusta, ridiculiza sin herir… SIN HERIR, SIN HERIR…

Fuente: Acción poética

Ahora bien, si lo que pretende Habacuc es escudarse en el discurso de que su agresión hacia el perro es algo posconceptual, tampoco en ese contexto encuentro nada válido que sustente tal acción. No obstante, pensar que se escudaría en tal argumento es algo que se le ha ocurrido a un servidor, pero la verdad es otra. Aquí las palabras de Habacub:

“Me reservo decir si es cierto o no que el perro murió. Lo importante para mí era la hipocresía de la gente: un animal así se convierte en foco de atención cuando lo pongo en un lugar blanco donde la gente va a ver arte pero no cuando está en la calle muerto de hambre. Igual pasó con Natividad Canda, la gente se sensibilizó con él, hasta que se lo comieron los perros”, dijo.

Luego añadió: “Nadie llegó a liberar al perro ni le dio comida o llamó a la policía. Nadie hizo nada”.

Justifica su falta de ingenio para manifestarse de otra forma: “Recojo lo que miro… El perro está más vivo que nunca porque sigue dando qué hablar”, dijo.

Las palabras antes citadas fueron tomadas del blog: http://guillermohabacucvargas.blogspot.com/

Habacuc Guillermo Vargas