El tipo de ciencia experimental que, por ejemplo, Wilhelm Wundt o Hermann Ebbinghaus estaban intentando introducir en la psicología - la nuova scienza empezó en el siglo XVII con hombres como Descartes, Bacon y Galileo, y se consolidó en el siglo XVIII con Newton y la Crítica de la Razón Pura de Kont, donde se estableció la mecánica newtoniana como modelo científico. En este sentido, puede decirse que las ciencias humanas -la psicología también- eran criaturas de la Ilustración. Esta ciencia ilustrada difería notoriamente de las anteriores físicas aristotelianas en muchos aspectos. Entre otras cosas dejó de utilizar principios ocultos, como el virtus dormitiva que ridiculizara Moliére, para explicar los movimientos de cuerpos, e intentó explicar las cosas sólo por su relación mensurable con otras cosas. En lugar de especular con cualidades ocultas, la física newtoniana mantuvo sólo las llamadas cualidades primarias, por ejemplo, cualidades como tamaño o figura, que además de pertenecer permanentemente a los cuerpos, podían ser observados, medidas y manipuladas públicamente por experimentadores independientes. la psicología importó de la ciencia natural clásica un tipo de observación que dejaba de un lado todos los fenómenos subjetivos. Dicho de otro modo, este tipo de observación se supone que opera sólo dentro de los límites de lo que llamamos realidad objetiva. Una realidad compuesta por elementos limitados y fijos (mínima naturalia) relacionados por causalidad: en psicología, relacionados por una ley de estímulo-respuesta.
Eso significó, por supuesto, que todas las cualidades secundarios, por ejemplo, cualidades psicológicas subjetivas como sentimientos, deseos, intenciones, imágenes mentales o incluso cualidades sensoriales, fueron excluidas de la ciencia, bajo la acusación de que eran cualidades privadas, presentes sólo en el sujeto mientras y cuando éste era consciente de ellas. Además, estas cualidades no pertenecían al reino de la causalidad, no eran capaces de operar como causas. El mismo destino tuvieron, por supuesto, los juicios de finalidad y valor. los físicos habían definido su objetividad en términos de observación cuantitativa y relaciones causases, y la subjetividad estaba fuera de ello. Entonces, como la mayoría de las disciplinas querían ser tan científicas como las disciplinas físicas, el concepto de objetividad de la física fue aceptado también por los psicólogos, a pesar de que la psicología era supuestamente una ciencia de la subjetividad. De todas formas, la psicología quería ser científica, y tenía que proceder como las otras disciplinas y prescindir de la subjetividad. Como sabemos, David Hume soñó con ser el Newton de la Psicología. De acuerdo con su perspectiva/ las leyes de asociación de ideas podían considerarse como las leyes de la gravitación universal de la mente.
Creo que, en general, los pos-efectos de esta opción fueron positivos para la psicología, aunque no siempre y no en todos los aspectos. Se ganaron importantes cosas en esta operación, pero otras se perdieron. la consciencia fue una de estas cosas. la consciencia tuvo que ser sacrificada en virtud de un método tomado prestado de una ciencia física donde las cualidades subjetivas no tenían lugar. Junto con la consciencia se perdieron las imágenes mentales, ecos, el yo, las intenciones, las identidades y muchas otras cualidades subjetivas que supuestamente pertenecían a la mente humana. la consciencia tuvo que ser sacrificada, y lo fue. De hecho, la palabra "sujeto" desapareció de la literatura experimentalista hasta la segunda mitad de este siglo. En el lado opuesto, el principal resultado de este giro fue el conductismo, por supuesto. En el lado negativo, la psicología perdió la consciencia y, en cierta forma, se debilitó. Una vez que la psicología eliminó la consciencia ' el comportamiento se redujo a una cadena, y consiguientemente el camino a un enriquecimiento cultural de la psicología se cerró.
En otras palabras, en la objetividad con la que la psicología tenía que operar, no había lugar para causas finales, relaciones significativas o juicios de valor, etc. Esto era una gran pérdida para la psicología, teniendo en cuenta el hecho de que los seres humanos definitivamente tienen cultura como un referente de su actividad mental. En la consciencia no sólo se manifiestan las cosas a un sujeto -las cosas no aparecen por su mera existencia- sino que se manifiestan en sus relaciones significativas: relaciones asociativos para animales, relaciones inteligibles para los hombres, más o menos.
El problema era -permítanme que insista- que ni la cultura ni la mente pertenecía al reino, de la objetividad definido por la ciencia clásica. Como ya hemos dicho, la consciencia es una cualidad privada que no puede ser observada desde fuera, y que no sigue la ley de causa y efecto. Pero algo similar ocurre con la cultura. los aspectos fonetográficos de las palabras, de los significantes lingüísticos, son ciertamente observables y sujetos a causalidad. los significados representados por los significantes materiales no lo son: como las teorías, los significados no son 'cosas' observables, ni pueden ser tratados como cadenas de causa y efecto. Que 'A' implique 'B' no quiere decir que A cause B. Las ideas no se conectan entre ellos por colisión, como bolas de billar: se conectan por implicación significativa.
Además, la psicología se restringió a un tipo de observación analítica, que se concentraba en características de objetos muy específicas, mensurables y públicas. Como resultado, las totalidades estaban fuera del alcance de la observación, y se consideraron como meras asociaciones de elementos. Bajo estas circunstancias, la psicología bien tenía que abstenerse de tratar estas cuestiones prohibidas, o situarse en la situación embarazosa de hacer todo tipo de compromisos para "salvar el fenómeno" como hacían los académicos en la Edad Media. En el fondo, el problema de la consciencia no podía solucionarse dentro de los términos epistemológicos de una mecánica que niega dicha consciencia. Aquí reside la contradicción inherente a la psicología ligada al paradigma de la mecánica clásica.
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