Förster, quien da clases en la Universidad Internacional de Bremen, seleccionó alrededor de 80 estudiantes mujeres -entre ellas 40 rubias- para someterlas a un test de inteligencia que medía la velocidad y la exactitud de las respuestas. Pero antes les hizo leer a las blondas una serie de chistes en los cuales estaban incluidos aquellos que hacían referencia a su escasez de materia gris del estilo: "¿cómo hacés reír a una rubia un sábado?... contándole un chiste el miércoles". El resultado del test arrojó que el rendimiento de las rubias fue menor que el de sus demás compañeras.
"Ninguna rubia cree que es estúpida. Sin embargo, después de exponerse a estereotipos sociales negativos sobre ellas, las participantes de cabello claro trabajaron con más lentitud en las pruebas", explicó Foerster. El psicólogo consideró útiles los resultados de la investigación como forma de desarrollar "estrategias para ayudar a las personas a luchar contra influencias negativas". Pero no todos son palos para las blondas. Según el psicólogo Arnold Hinz, del Instituto Pedagógico de Ludwigsburg, también existe el prejuicio de que son "muy sexuales". Una de cal, otra de arena.
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