lunes, marzo 20, 2006

De 'la naranja mecánica' a la cirugía cerebral

A lo largo del siglo XX los científicos experimentaron con distintas técnicas para ver si podían 'reconvertir' a un homosexual. Todas ellas fueron un fracaso


Todas las civilizaciones, desde la Antigua Grecia y el Imperio Romano hasta nuestros días, han mantenido posturas muy diversas respecto a la homosexualidad, que han pasado de la prohibición de cualquier
manifestación de conducta homosexual y los castigos a la tolerancia y,
finalmente, la aceptación.

En la época en que se consideraba la homosexualidad como un trastorno mental
se llevaron a cabo intentos muy variados para tratar de curarla. El profesor Herrero
Brasas, autor de 'La Sociedad gay', explica que "antes del siglo XX la homosexualidad '
sólo' era pecado y los gays eran considerados sodomitas. No se asumía su condición
como algo permanente sino que se castigaba su conducta como se podía castigar
la de un ladrón".

Sin embargo, el siglo XX ha probado diferentes terapias para 'salvar' a los gays y las lesbianas. "Los homosexuales que hoy tienen 50 o 60 años cuentan que les hacían de todo. Desde darles descargas eléctricas mientras miraban la foto de un hombre desnudo hasta recetarles pastillas para inhibir el apetito sexual", declara Arnaldo Gancedo, de COGAM.

Fernando Chacón, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, afirma que se utilizaban fundamentalmente dos terapias: la terapia de reconversión, también conocida como 'La Naranja Mecánica' en alusión a la película de Stanley Kubrick, que consistía en pequeñas descargas eléctricas para asociar la conducta homosexual a algo negativo; y la terapia psicoanalítica, que se basaba en buscar dentro de uno mismo las razones del conflicto que llevan a ser homosexual, sacarlo a la luz para buscar una solución.

Aunque estos tratamientos están desaconsejados por la APA, "es cierto que hay personas muy conservadoras y tradicionales que preguntan cómo pueden tratar la homosexualidad y que someten a sus hijos a terapias de este tipo que, aunque poco, se siguen practicando", reconoce Chacón.

Para este experto, lo importante es la libertad individual. "Si un chico de 24 años no se siente cómodo con su identidad sexual puede acudir a un psicoterapeuta que tratará de ayudarle, primero, a que se acepte a sí mismo" comenta Chacón.

"Lo que no se puede consentir es que las familias sometan a los chicos a tratamiento contra su voluntad". El psicólogo explica que "los homosexuales pueden sufrir algún trastorno cuando no se aceptan a sí mismos y, además, sufren rechazo social. Pero esto le sucede también a cualquier otra persona con algún complejo que le impide quererse".

Fotos, inyecciones y hormonas

El siglo pasado fue testigo de una gran variedad de 'inventos' científicos para 'curar' la homosexualidad. "Ninguno de ellos consiguió un sólo caso de modificación de la
orientación sexual, porque es algo que no se puede cambiar, no es un aspecto concreto sino
una expresión más de la personalidad
de un individuo", afirma Juan Antonio Herrero Brasas. Éstas son algunas de las técnicas que se han empleado:

  • La terapia reparativa: Mezcla una serie de imágenes eróticas
  • con el electroshock. La idea es que al mismo tiempo que los gays ven
  • fotos de hombres reciban una descarga eléctrica para que se produzca
  • una asociación negativa con la homosexualidad. Por otro lado, les obligan
  • a masturbarse con imágenes de mujeres para conseguir una asociación
  • positiva. En el caso de las lesbianas era al revés.

  • Tratamientos eméticos: En la misma línea que la terapia anterior, pero en vez de descargas eléctricas, administraban a los pacientes inyecciones para que vomitaran mientras veían fotos eróticas de personas del mismo sexo.
  • Tratamientos hormonales: Tras probar el tratamiento con hormonas en ratas, algunos científicos empezaron a experimentar con personas. Fue un fracaso total. "Lo único que consiguieron las hormonas es que a los hombres les creciera pelo por todas partes y, en algunos, casos, también los pechos, pero no cambiar la orientación sexual", destaca Herrero Brasas.

    Uno de los casos más llamativos de persecución es el del matemático inglés Alan M. Tuning. Gracias a sus trabajos en criptografía fue admitido en el Foreign Office británico, donde contribuyó a descifrar el código nazi que sería decisivo para la resolución de la Segunda Guerra Mundial. Pero su aportación no sirvió de mucho cuando se descubrió su homosexualidad. Fue perseguido, juzgado por conducta impropia y encarcelado. Solamente si aceptaba tomar estrógenos para cambiar su orientación sexual le concedían la libertad condicional. Turing no aceptó pero tampoco aguantó la situación, por lo que se suicidó a los 42 años.

  • La terapia psicoanalítica: Basados en las teorías de Freud sobre un conflicto durante el desarrollo del sujeto que había que sacar a la luz.
  • Tratamientos médicos: Incluyen, además del tratamiento hormonal, diversos fármacos y pastillas para quitar el apetito sexual.
  • Cirugía cerebral: Consistía en destruir una parte del hipotálamo, una zona del cerebro que controla el comportamiento sexual y afectivo, para dejar a las personas sin deseo sexual. Fue una práctica habitual durante 30 años, de la década de los 40 hasta 1970.
  • Terapias religiosas y morales: Basadas en la reflexión y la comunicación con Dios. Convertirse a la religión para evitar el comportamiento homosexual.
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