sábado, enero 27, 2007

Vive y deja morir

Siempre supe que había una certeza en mi vida: La unión de mi familia. Las cosas podían estar bien, mal, o pésimas pero siempre estaba allí mi familia, que consideré protegida por una mística difícil de explicar.

Nunca había experimentado una pérdida. A lo largo de mi vida siempre me costó aceptar las separaciones amorosas, pero siempre había alguien que tapaba el vacío que me quedaba.

Llegó el miércoles 24 de Enero y me dió un sacudón. Un baño de dura realidad: Mi familia no era inmortal. Estaban ellos tan propensos a morir como cualquier otra persona en este mundo.

Mi bisabuelito había caído enfermo otras veces por situaciones aún mas complicadas que las que se presentaron esta vez, y había salido campante, siempre con su biblia en mano dando gracias a Dios.

Pero esta vez no fue así.

La noticia me llego por un mensaje de celular. Sí, un frío mensaje proveniente de un aparato que mi bisabuelo jamás llegó a usar.

Simplemente no lo podía creer, quería salir corriendo de mi curso, sujetar su cabecita canosa y pedirle que respirase; que se levantara de esa cama y que nos vayamos a casa donde su familia lo estaba esperando para darle todo el cariño que merece. Pero no se levantó. No respiraba pese a mis súplicas. Algo aquí esta mal, el no puede estar muerto. Había mejorado, se suponía que iba a salir caminando de ese hospital.

Sentí tanto remordimiento. Tanta culpa. Pude haber hecho mas por el. Debí haber estado mas pendiente de el cuando cayó enfermo. Me confié, no pensé que era tan grave. No pensé que iba a morir. El decía que Dios lo iba a sanar. Pero Dios no lo curó. Dios no apareció allí y le dió la mano.

Ahora me enfrento a la realidad. El día que siempre temí llegó. Ahora me enfrento a la pérdida de un ser amado. El dolor es intenso. Se irá, algún día. Pero siempre deja marcas. Huellas que me acompañaran el resto de la vida.

La sensación de felicidad total se ha esfumado y no la volveré a sentir nunca. No volveré a tener a mi familia reunida nunca más. Se que mas adelante volveré a sonreír, a estar alegre. Pero nunca será lo mismo.

Familia es familia. Y cariño es cariño.
Ruben Blades.